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ALEXANDER MORENO
"Lucha Libre Siglo XX (Desde Venezuela a México y el Mundo)”.
"Lucha Libre Siglo XX (Desde Venezuela a México y el Mundo)”.
República Bolivariana de
Venezuela, Año MMXIX. 3ra. edición.
© Alexander Moreno.
Esta producción intelectual
está amparada por la vigente Ley sobre el
Derecho de Autor de la República Bolivariana de Venezuela y los pertinentes
tratados internacionales suscritos. Está registrada, además, en el
Servicio
Autónomo de la Propiedad Intelectual (# 10029 / SAPI).
LA
UTOPÍA CONCRETABLE
Ediciones / VENEZUELA
utopiaconcretable@gmail.com
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Desde 1965, Alexander Moreno siente la motivación de indagar la pequeña cultura inherida en la profesión de pancraciasta... Los valores que habitan en este micro-mundo de acrobacias, circo, pugilismo, espectáculo de masas y hasta algo de deporte... Téngase en consideración que para la época, el pancracio (la lucha libre profesional) constituía un espectáculo de masas.
Bien, Alexander entonces hace amistad con los más importantes gladiadores del mundo.
En el período 1948-1970, Caracas era la capital mundial de este espectáculo. Era la plaza que en mayor número concitaba los luchadores de América Latina, medio oriente, Europa, Asia, EE-UU.
De las amistades que conformó, logró Alexander formarse una idea muy amplia de ese curioso medio. En camino a sus 70 años de edad, toma la decisión de escribir una sui géneris narrativa que tiene de testimonio, de ficción, de realidad, de crónica, en fin... Utiliza el seudónimo "Ray Valentino Assad" y deja volar recuerdos e imaginaciones.
Los críticos más reconocidos de México han valorado este texto... Enrique Florescano (del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes -CONACULTA-), Lourdes Grobet (experta fotógrafa de lucha libre)... La prestigiosa lingüista venezolana Brigit Cruces ha hecho un prólogo de oro.
En esta gráfica (1973) aparece Alexander junto al Sub-Campeón Mundial de Físico-Culturismo, Orlando Hernández. Este venezolano fue también luchador profesional (Blue Ángel) y artista del cine mexicano.
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1994. Alexander Moreno conversando con el famoso luchador Dragón Chino (ya retirado del ring)
1997. Don Jorge Prüssing Wilson (Dragón Chino) departe en el Museo de Barquisimeto (Venezuela) con Alexander Moreno y con la atenta funcionaria de este centro cultural.
PRÓLOGO
Espejismo, como a un espejismo me acerco a este libro, “Lucha Libre
Siglo XX desde Venezuela a México y el Mundo”. El autor dibuja una historia maravillosa
que se mueve en el recuerdo de una generación que fraguó-vivió el imaginario de
la “lucha libre” de primera mano.
La lucha
libre sedimentó parte de los esquemas mentales de esa generación que
hoy es adulto mayor, y que durante
su juventud y primera adultez construyó un puente ilusión-afecto entre
compatriotas y naciones al ser seducidos por la lucha libre y dejar traslucir a
través de ella; sus deseos, sus apuestas, inquietudes e intuitivas sospechas.
Los
medios de comunicación permitieron abordar la mayor cantidad de adeptos
posibles; la radio con sus ondas sonoras permitió que los audio-fans
desarrollaran su imaginación al dar forma a las descripciones narrativas del
evento. Posteriormente la televisión muestra con clara nitidez las imágenes del
combate y finalmente aquellos fans que tenían la posibilidad de asistir a las arenas podían disfrutar en vivo del “catch
as catch can”.
Las generaciones
México-venezolanas o
Venezuela-mexicanas de mediados del siglo XX fueron seducidas y unidas por la lucha libre, y Venezuela particularmente, gracias a ella,
se internacionalizó. En ese sentido, el
autor afirma “ No había en todo el
planeta en los años ’50 y ’60 una plaza de lucha libre más internacional que la
de Caracas” y me atrevo a decir que la lucha rompió las barreras
generacionales y de género en cuanto a deportes pues hombres, mujeres y niños
se involucraban por igual.
Ahora bien, ¿qué tipo de “lucha libre” es
la reseñada en este texto? El autor
refiere, “La que está convocando es la lucha libre profesional; la lucha libre
espectáculo. La de las máscaras; la de las capas con lentejuelas; la de
colorido; la de Santo El Enmascarado de Plata, Dragón Chino,
Bernardino La Marca, Antonino Rocca, Bassil Battah, Cavernario Galindo, Gran
Lotario… La lucha de Wolf Rubinskis, de Apolo Venezolano, de Mario
Bulffone, de Tony Garibaldi, de Huracán Ramírez, de Blue Demon… ¡Ésa
es la que está invitando!”.
La lucha libre fragua un extraordinario acercamiento entre México y
Venezuela; es una disciplina de camuflados que logran traspasar la fronteras de
estos países haciéndose extensible a distintos lugares del planeta. Referencias bibliográficas se han hecho en
diversos países, no obstante, en Venezuela este libro, es primigenio, es una Alexanderada de Moreno o
una Morenada de Alexander.
El
escritor intuye que su pluma debe transformarse; un nuevo lenguaje emerge,
palabras más llanas, una epistemología distinta en su verbo, pero no por ello,
menos valioso, si más flexible, y más
cercano al mundo de donde procede.
Qué
virtud tan extraordinaria, amoldarse, transfigurarse al mundo que se cuenta y
contar para no morir, contar para trascender…
“Contaré en esta oportunidad, acerca de la lucha libre; sobre todo la
que tuvimos en Venezuela en las décadas de los ’50 y ’60. Es, justamente, la
que más viví”.
El autor
crea una investigación-historia que es contada por él y sus “otros yo”; por eso, es al mismo tiempo el autor, es
el Rudo Tremens, el padre al que
se dedica el libro, y es el “Ray Valentino” que narra las aventuras
del padre. Esta polivalente y múltiple
posibilidad yoica, deja constancia, primero, de ser un heredero reencarnado y
acto seguido, de su esencia protagónica desde visiones distintas; apasionadas, distantes, unidas e inmersas.
Todo lo anterior, fraguado en el recuerdo, pero aun así, sustentado en
la imagen, en la búsqueda de la precisión de la información.
Todo
fan-investigador que se precia, obedece a la disciplina propia y a la de la disciplina de la que habla.
Por ello “pondré la emoción de mi corazón y la razón de mi casi
centenario cerebro. A esto, añadiré la magia que los datos metidos en la
textura de esos materiales de botín, me ofrecen”.
Igualmente, el autor polivalente asume una personalidad propia o civil,
y toma otra, la del protagonista-competidor del “Pancracio”. En suma el
autor ha camuflado su actuar, su verbo y su accionar en tres sujetos actanciales,
que son uno; “Así, en la imaginación, realicé muchos combates en las arenas
venezolanas y aztecas… Me elevé por sobre las cuerdas… Lucí mis enigmáticas
máscaras brillantes”.
Un viaje
que trasgrede la linealidad temporal saltando del pretérito remoto, al presente
más simple, lleno de magias, rodeado del imaginario musical epocal. “La orquesta de Billo Frómeta y las voces de
Rafa Galindo y Manolo Monterrey hacían bailar hasta las piedras” y haciendo ecos
geo-históricos “me pasean por la Avenida Urdaneta, muy cerca de lo que fueron
el Hotel Veroes y el Gimnasio América (del gran Heney Awed)”.
El
estilo discursivo del autor es la presentación de la información-historia a
través de la evocación en un proceso conversacional donde la memoria juega un
papel fundamental pero para evitar en lo posible el devaneo del recuerdo, se
establece una complicidad con la imagen y se refieren encuentros, luchadores,
entrevistas, narradores, lugares y eventos.
Un mundo
lleno de seres fantásticos –surrealistas- como el “Dragón Chino”, “Santo, el Enmascarado
de Plata”, “Águila Blanca”, “El Fantasma”, “El Sultán X” que provenían de
distintas partes del mundo (Colombia, Perú, Arabia, México, Portugal, España e
Italia entre otros) y convergían en las arenas como único lugar posible para
que sucediera la magia que maravillaba al fan. La troupe. Y “Es que la lucha
libre es eso. Sus ases son las piezas de ese mundo de Dante, de Kafka o de
Dalí. Son los ídolos del bien o los ídolos del mal. Son artistas de la extraña
dimensión del absurdo”.
En la
arena recrudece la ruptura. No solo es
el enfrentamiento del bien y el mal; es también el enfrentamiento consigo mismo
en cuanto a la certeza de género; se
encuentra la expresión más marcada del machismo, pero igualmente la de los
“gladiadores rosa” como el “Caballero Gardenia”, “El Bello Memo”, y “El Khalifa”.
En este
mundo de testosterona, con o sin
identidad de género, también aparecen aunque en menor cantidad las féminas
fatales, pues algunos se hacían acompañar de damas hermosas, sugerentes y
peligrosas; Paulita, “La China” (de origen francés) y “La Dama de las Cadenas”.
Así
pues, en este libro encontrará información quien la busque y memorias –en tanto
recuerdos- quien las tenga. Habría que preguntar ¿Quién no conoció, amó, quiso
ser, vio, admiró y leyó las historias de Santo
El Enmascarado de Plata? El que no
lo hizo, que lea entonces estas páginas y conocerá a los héroes de la treintena de mediados del siglo XX. Productos
mediáticos: disfraces, comics,
películas, series radiales, presentaciones en shows maratónicos dejándose mover en el vaivén de la “ola blanca” y
otras olas u ondas.
Brigit Cruces Pereira.
Caracas / Buenos Aires.
Mayo, MMXIII.
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